Si hay algo que me gusta poco es justamente detenerme a recordar. Sin embargo, hoy es un día especial y por lo tanto diferente a tantos otros...

Para vos Mix, copio y pego un hermoso recuerdo:

Domingo, 23 de agosto de 2009



Mix es el nombre del nuevo integrante de mi familia. Es raza gato, por eso le llamo Mix… Mix… Mix… y él viene corriendo.

Llegó a mi puerta el 24 de enero de este año, hace hoy una semana, tiene alrededor de 1 mes de vida y ya es mío.

Ese día era el cumpleaños de mi niña, la casa se acomodaba a los jóvenes que llegaban, el calor sofocaba y mi humor era dudoso y ceñudo… seguramente se me notaba.

Salí a comprar la torta de cumpleaños y al llegar, sin la torta claro, pues nadie hace tortas en pleno verano sin un pedido previo, el gato de esta historia, con su molesto miau como en todas las historias, tomó carrera hacia mi puerta y la cerré.

Hace 40 años que no toco un gato, los otros 7 restantes no los recuerdo, ni me imagino haciéndolo. Crecí con la idea de que me producen alergia, mi madre, que los odia, seguramente tiene mucho que ver con mi postura indiferente...

A la hora el gato estaba en el patio jugando con los invitados, había entrado por debajo del portón con atrevidas intenciones de quedarse, tenía sed, hambre y deseos de jugar… en esa misma hora se fue formando una amenazante tormenta de tierra, agua y viento… el cielo se puso negro y en un solo segundo se desató el torbellino de elementos.

Fue como una tormenta del desierto, esa que solemos ver en las películas, salí corriendo a ayudar a los chicos para que entren raudo y apenas se podía mantener los ojos abiertos, mis lentes volaron, las sillas, algunas chapas del vecino, era lo que se dice un verdadero caos…

Una vez todos adentro sale mi compañero a buscar el gato… ¿El gato? ¿Alguien podía acordarse de un gato que nunca antes habíamos visto en una situación tan inusual como esta? Pues mi Guillo, socorrista por naturaleza, líder absoluto de todo mi Universo salió en busca de ese pichón de monstruo gris y peludo. Lo encontró guarecido debajo de unas plantas de aloe vera y emergiendo de esa nube de polvo que cubría la casa se metió con el bicho rescatado en mi cocina.

¿Quién podía oponerse? Estaba, una vez más, frente a esos imponderables sucesos que tornan mi vida en un campus asombrosamente infinito… son mi secreta debilidad y un vicio que adoro: “Aceptar y Honrar el momento en que los cambios deciden burlar a mi estructurada rutina”.

Mix, que todavía no se llamaba Mix, se mimetizó con la casa y no supe nada de él hasta que lo vi durmiendo en mi colchón, muy relajado frente al ventilador. Aclaro que duermo en el suelo y sin entrar en más detalles continúo con el relato.

A la noche, este animalejo ya había decidido dormir entre mi Guillo y yo como si fuera un bebé recién nacido. Imagínense!

Mi experiencia de vieja trotamundos, me dijo que disfrutara del horror que estaba viviendo, insinuando, desde mi razón, que apelara a la coherencia del sentido común, pues sabe que ese es otro de mis vicios.

Así que me dejé gobernar por la circunstancia, tomé papel y lápiz imaginario y apunté cada sentimiento que esa bola de pelos me producía.

Me considero casi experta en resolver conflictos internos, no por nada el desborde es otro de mis vicios preferidos, lo inimaginable es un festín para mi intelecto y me entregué emocionada a la nueva lección que la vida me preparaba.

No voy a entrar en demasiados detalles sobre este experimento felino. Aceptar que la fobia era de mi madre y no mía, fue más que suficiente para distenderme y disfrutar.

Mix es maravilloso. Se ha convertido en el más intenso y prístino aprendizaje que recuerdo. Él practica conmigo todo lo que su instinto le manda… conmigo ensaya sus ataques y saltos, prueba todos sus dientes masticándome cada vez que me encuentra… lo llevo prendido a mis pantalones por toda la casa, privilegio que hasta ahora pensé era solo de los perros… me asusta cuando sigiloso se arrastra para comerme… es un tigre enano cazando a su presa, se esconde y me observa, camina sobre mi, se sienta en mi cabeza y no me respeta. Ronronea cuando tiene sueño, ya pide comida y avisa cuando hace esas porquerías horribles que a mi me producen arcadas… además, afila sus uñas lanzando manotazos en toda mi anatomía como si mi grito fuera música para sus oídos.

¿Qué decir? ¿Puede ser posible que me haya enamorado de mi gato Mix?

Sólo una cosa más, a Mix le debo el correr por toda la casa jugando a que lo agarro y salir disparada cuando el juega que me agarra a mi… le debo el abrazarlo y sentir lo que siente cualquier persona que ama los animales, aunque estos sean gatos, le debo la alegría de saberme tolerante y comprensiva, le debo el maravilloso retorno a mi infancia para destrabar el bloqueo de preconceptos ajenos, le debo la risa que extrañaba tanto, le debo la alegría de saber que antes que yo están todos ellos…

Mix… una lección de vida.



¡Felíz cumplemes, querido Mix!

lunes 24 de agosto de 2009

Hoy es el cumplemes de Mix, mi dueño, digo mi gato y llevo horas frente a la pantalla tratando de hilvanar varias de esas frases coherentes que nunca hallo.

Siete meses de convivencia felinezca han servido para demostrarme que la vida era tal y como yo la imaginaba. Que no existen palabras para describir lo que verdaderamente nos llega al alma. Lo que nos completa. Calma. Nutre y gratifica.
Podemos dibujar una sonrisa de felicidad o el brillo de la mirada más tierna, sin embargo los sentimientos más prístinos, aquellos que efectivamente nos llenan por dentro y alivianan cualquier carga, esos, no pueden detallarse con exactitud. Pareciera que el mundo de las palabras es incompatible con la naturaleza humana.

Porque ser feliz es nuestro estado natural. Lo otro, lo que vemos y tenemos a diario sólo es producto de la frustración. Casi diría que ni siquiera es nuestro.

Pero no quiero perderme entre las letras. Quiero festejar mi primer cumplemes con la primer bola de pelos que me ha tomado prisionera. Mix, el pichón de tigre con estirpe siberiana… mi gato doméstico que es el amo y señor de la casa donde vivo. Él, un humano más y nosotros un montón de animalejos obedeciendo sus demandas. Esas cosas maravillosas de amar sin condiciones ni preconceptos.

Sí, mi gato es el rey de la casa, de eso ya no tengo dudas.

Y me salgo de aquí para ir preparando la fiestita. Cantaremos y la torta será una enorme pelota de carne picada. Pondremos una vela y hasta nos sacaremos fotos. Si algo he aprendido en todos estos años vividos es que la vida bien vivida se compone de infinitos y ridículos momentos como estos.

Gracias Mix



Gracias Vida Mía


Foto de mis hijos